Investigación y Educación en Salud. Volumen 3, Número 1, 2024
Introducción
Los estilos de vida son actitudes que se
desarrollan a lo largo de la vida y se en-
cuentran relacionados con factores tanto
biológicos como ambientales; de igual ma-
nera, tienen relación con las conductas y el
espacio donde la persona interactúa habi-
tualmente, es decir, institución educativa,
vivienda, espacio de trabajo.
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A nivel epidemiológico, los estilos de vida
refieren a las condiciones en las cuales las
personas se desarrollan, las mismas que
pueden ser perjudiciales o no para la salud.
Desde la perspectiva sociológica, los esti-
los de vida son definidos como modos de
vivir de los seres humanos, los que se ob-
servan en el actuar cotidiano, los principios
y valores. Estos se encuentran estructura-
dos por dos componentes (modificables o
no modificables): el primero tiene relación
con la nutrición, actividad física, hábitos en
general
2
; mientras que el segundo refiere a
la herencia genética.
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La conformación de estilos de vida saluda-
ble depende de factores como la alimenta-
ción, realización de actividad física, autocui-
dado, integración social y familiar, además
de contar con metas y objetivos que se as-
pira a lograr.
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En contraposición, se habla
de estilos de vida no saludables cuando las
personas consumen de sustancia tóxicas,
mantiene una actitud sedentaria, lleva una
dieta desbalanceada, y padece de condi-
ciones como insomnio o estrés.
5,6
El consumo de sustancias como el alcohol u
otro tipo de drogas, asociadas a conductas
como el sedentarismo, dietas inadecuadas
o, bien, el padecimiento de enfermedades
como la obesidad o la hipertensión, se con-
vierten en condiciones propicias para el de-
sarrollo de enfermedades no transmisibles
como cáncer, angina de pecho, ictus, DM2,
entre otras.
7,8
La diabetes es un problema de salud públi-
ca, y es una de las enfermedades no trans-
misibles más frecuentes en la población.
9,10
Castillo Merino, Y. A., Pionce Parrales, A. M., Pincay Cañarte, M. E., Quimi Cobos, L. S., & Anzules Lino, P. L.
En el caso específico de la DM2, los es-
tudios indican que se da por el déficit en
la secreción pancreática de insulina y una
resistencia de los tejidos periféricos a su
acción.
11, 12
Se diagnostica con DM2 a quie-
nes, tras la realización de análisis en ayuno,
tienen niveles de glicemia similares o supe-
riores a 126 mg/dL, lo que debe darse en
dos mediciones diferentes.
13, 14
Entre los factores que determinan el desa-
rrollo de DM2 en las personas se encuen-
tran las condiciones socioeconómicas,
hábitos no saludables, escasos niveles de
educación en salud, factores genéticos y
hereditarios.
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La posibilidad de controlar y
disminuir los efectos adversos de esta pa-
tología depende de los cambios y transfor-
maciones en el estilo de vida, con acciones
como realizar actividad física, alimentación
equilibrada, control médico periódico, apo-
yo familiar y apoyo psicológico.
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La DM2 se desarrolla con más frecuencia
en adultos y en adultos mayores, sin em-
bargo, cada vez son más frecuentes los
casos en niños, adolescentes, y jóvenes a
escala global. Este aumento sucede, princi-
palmente, porque las personas no han for-
mado hábitos saludables como realizar ac-
tividad física o llevar una dieta equilibrada.
Al no existir esas condiciones y combinarse
con factores de riesgo como la obesidad,
los niveles de prevalencia de DM2 se incre-
mentan de forma considerable.
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Algunos de los signos y síntomas más evi-
dentes son: polidipsia (sed excesiva), po-
liuria (micción frecuente y abundante),
polifagia (apetito exagerado), aunque se
presente apetito en exceso, puede haber
pérdida de peso por las diuresis frecuentes.
Además, se presenta hormigueo o entume-
cimiento de manos y pies, falta de energía,
visión borrosa, infecciones fúngicas en la
piel, y lentitud en la curación de heridas en
caso de tenerlas.
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En el caso de la DM2, a fin de controlar la
enfermedad, es necesario mantener un me-
jor estilo de vida, para evitar condiciones