Investigación y Educación en Salud. Volumen 2, Número 2, 2023
Introducción
La adolescencia es el periodo de transición
entre la niñez y la adultez, etapa en la que
se producen cambios en el cuerpo como en
la forma en que los jóvenes se relacionan
con el mundo. La cantidad de cambios físi-
cos, sexuales, cognitivos, sociales y emo-
cionales ocurren en esta etapa y pueden
causar expectativas y ansiedad tanto a los
niños/as como a sus familias (1).
La sexualidad es una faceta de la identidad
y el desarrollo sexual de los adolescentes,
las decisiones que están asociadas al desa-
rrollo sexual tienen importante implicación
para la salud y educación en sus relaciones
futuras, pues la mayoría de los jóvenes co-
mienzan su vida sexual en la adolescencia
(2), y el estar preparado fisiológicamente y
en conocimiento permite evitar embarazos
no deseados e infecciones de transmisión
sexual, y que se desarrollen relaciones sa-
ludables respetuosas, comprometidas en
esta etapa de vida.
La encuesta nacional de Salud y Nutrición
2012 (ESANUT), ha definido “al embarazo
adolescente, también llamado embarazo
precoz o embarazo juvenil, a aquel que se
produce entre la adolescencia inicial o pu-
bertad – comienzo de la edad fértil – y el
final de la adolescencia (3). En la región de
América latina y el caribe tienen la segunda
tasa estimada de fecundidad en adolescen-
tes más elevada, de 66,5 nacimientos por
1000 adolescentes en edades entre 15 a
19 años reportados en el año 2010 – 2015,
y una tasa mundial de 46 nacimientos por
cada 1000 adolescentes (4).
Los embarazos y la maternidad en la ado-
lescencia son motivo de preocupación en
la salud pública y configuran uno de los
mayores desafíos sociales, políticos y eco-
nómicos, cuando una adolescente se con-
vierte en madre, sus derechos sexuales,
reproductivos, y sus derechos a la salud,
educación se ven vulnerados a corto pla-
zo. En América Latina y el Caribe registra
la segunda tasa más alta de embarazos en
adolescentes y alrededor de un millón y me-
dio de adolescentes de entre 15 y 19 años
tienen un parto (4).
En Ecuador de acuerdo a las cifras del Ins-
tituto estadística y Censo (INEC), en el año
2020 se reportaron 51,711 embarazos de
madres menores a los 19 años de edad, de
ellos 1.816 corresponde a madres entre 15
y 19 años, con el 18,1%, es decir que dos
de cada 10 mujeres que dan a luz son niñas
o adolescentes (5). Las tasas de embarazo
infantil y adolescentes pasaron de 2,4 en el
2008 a 2,2 y 49,9 en 2021.
En base a esta problemática, en el año 2018
se presentó la política Intersectorial en Pre-
vención del Embarazo en Niñas y Adoles-
centes 2018 – 2025, que tiene como objetivo
“contribuir a que las adolescentes accedan
de manera universal a la información, edu-
cación, educación integral a la sexualidad,
servicios de salud sexual y reproductiva
para la toma de decisiones libres, respon-
sables y saludables sobre su sexualidad y
reproducción a través del ejercicio pleno de
los derechos sexuales y reproductivos (4).
Existen factores que contribuyen al emba-
razo en la adolescencia varían desde las
creencias culturales y la falta de acceso
a la anticoncepción, presión familiar, las
normas culturales y la falta de educación
reproductiva. El embarazo adolescente en
los países en desarrollo tiene efectos de
amplio alcance y las consecuencias son
graves para las madres jóvenes, los niños
y la sociedad (6).
Los patrones culturales son un conjunto de
formas aprendidas de interactuar, normas
que establecen en una región, ciudad, o
país, y las formas de comportarse en la so-
ciedad (7). Comportamiento mediado en la
actualidad y que se ve influenciado por se-
guir conductas precedentes y limitar a las
niñas a la construcción de su propia identi-
dad en zonas rurales y la falta de educación
oportuna en los hogares contribuye a que
exploren a través de la información digital
que conllevan a actividad sexual temprana
Quiroz Figueroa MA, Lucas Choéz MM, Pincay Pin VE, Quimis Cobos QC.