REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
Introducción
El fenómeno de la violencia ha sido estudia-
do científicamente en las últimas décadas,
y aunque se ha avanzado en cuanto a su
caracterización y forma de abordaje; es un
tema en el que aún queda mucho por hacer.
En realidad, son numerosos los acercamien-
tos al tema desde la investigación social; sin
embargo, resulta importante indagar en él,
considerando las formas de expresión que
ha adquirido, el peligro de su naturalización
y el aporte que el análisis científico puede
continuar haciendo a la comprensión del fe-
nómeno y a su prevención.
Muchos han sido los intentos por erradicarla,
que van desde diversas campañas, grupos,
organizaciones, centros de investigaciones,
programas y spot de televisión, entre otros,
que trabajan en función de desenmascarar-
la y visibilizar sus efectos. A este grupo de
personas se suman no solo investigadores
aficionados al tema, o políticos que se inte-
resen por el bienestar de la población, sino
que también entran artistas de la plástica,
de la música y del cine, médicos, maestros,
deportistas, incluso, el presidente de la Or-
ganización de las Naciones Unidas (ONU)
Ban Ki-moon, se sumó y lanzó en el 2008
la Campaña Global: “Únete: para poner fin
a la violencia contra las mujeres”, campaña
que se está realizando y obteniendo resul-
tados satisfactorios.
Existen, por tanto, diferentes formas de de-
finir la violencia, pero en esencia es todo
maltrato psicológico, físico, sexual, econó-
mico ya sea por acción u omisión. De to-
dos los tipos de violencia que nos podemos
encontrar: la política, cultural, la de estado,
de género, la familiar, laboral, etc., centra-
remos nuestro estudio en la violencia en la
pareja y específicamente la violencia contra
la mujer
La violencia contra la mujer es un fenóme-
no mundial que ha existido durante mucho
tiempo afectando prácticamente a toda la
humanidad. Su surgimiento se remota a los
inicios de la civilización y se consagra y legi-
tima a través del sistema patriarcal, cuando
la sociedad se organiza en forma desigual
atribuyendo según el sexo al que pertenez-
can derechos y deberes distintos para los
miembros que la componen, el rol simbólico
de poder que ha tenido y heredado el hom-
bre de generación en generación, así como
con la discriminación de la mujer en todas
las épocas. Por tanto, el factor educativo in-
fluye grandemente.
La ideología que soporta al sistema patriar-
cal parte del principio de la desigualdad
biológica de los sexos como justificación
para depositar el poder del grupo social
en el sexo masculino, que anatómicamente
se presenta como el más fuerte, lo que trae
consigo que a los hombres se les identifique
con aquellas cualidades que contribuyen a
fortalecer el poder, tales como independen-
cia, autonomía y libertad. Por el contrario,
en esta guerra secular de los sexos, la mu-
jer ha ocupado el lugar que corresponde
a los seres dominados, funciona y se de-
sarrolla bajo el estatuto de parte vencida,
asignándoseles tareas secundarias, inferio-
res y subordinadas dentro del engranaje de
la vida social, lo cual ha propiciado limitar,
cercenar y bloquear sus posibilidades de
desarrollo personal, social y en general su
participación en el espacio público; violán-
dose de manera reiterada sus derechos.
Las contradicciones y dificultades genera-
das por esta situación de violencia contra
la mujer hacen que sea un problema mayor
sobre todo porque encierra no solo a la pa-
reja, sino que afecta a la familia en gene-
ral, y aunque nadie duda que una vida feliz
familiar o una relación de pareja sean muy
gratificantes y reconfortantes, existen hoga-
res donde la violencia entre sus miembros
produce sufrimientos más profundos.
En tal sentido, es multicausal y sus reper-
cusiones son sociales e individuales por lo
que su abordaje debe ser multidisciplinar e
intersectorial. No es exclusiva de ningún sis-
tema político o económico; se da en todas
las sociedades del mundo y sin distinción
Pérez Martínez, Y., García Hernández, A., De Armas Victores, J.P.