Las relaciones laborales de las mujeres
yuqueras de la provincia de Manabí
en proyectos internacionales
https://doi.org/10.47230/unesum-ciencias.v7.n3.2023.122-133
Revista UNESUM-Ciencias
Volumen 7, Número 3, 2023
Universidad Estatal del Sur de Manabí
ISSN-e: 2602-8166
Labor relations of yuquera women from the province
of Manabí in international projects
REVISTA UNESUM-Ciencias
UNIVERSIDAD ESTATAL DEL SUR DE MANABÍ
Volumen: 7
Número: 3
Año: 2023
Paginación: 122-133
URL: https://revistas.unesum.edu.ec/index.php/unesumciencias/article/view/715
*Correspondencia autor: hcaballero@utm.edu.ec
Recibido: 24-11-2023 Aceptado: 03-12-2023 Publicado: 05-12-2023
Hernán Humberto Caballero Vera
1*
https://orcid.org/0000-0003-3925-5580
Celia Marta Riera Vázquez
2
https://orcid.org/0000-0002-1996-3283
Mario Hernán Caballero Vera
3
https://orcid.org/0000-0002-5087-2929
Francisco Omar Cedeño Loor
4
https://orcid.org/0000-0001-7545-2472
Cirilo Heinert Solorzano Zamora
5
https://orcid.org/0000-0001-8171-2293
1. Máster en Educación y Desarrollo Social; Doctorando en Ciencias Sociológicas; Profesor Docente de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la
Educación; Universidad Técnica de Manabí; Portoviejo, Ecuador.
2. Doctora en Ciencias Sociológicas; Profesora Titular e investigadora del Centro de Estudios Comunitarios de la Facultad de Ciencias Sociales; Universi-
dad Central “Marta Abreu” de Las Villas; Santa Clara, Cuba.
3. Ingeniero en Agronomía; Estudiante; Universidad “La Molina”; Lima, Perú.
4. Magíster en Educación y Desarrollo Social; Doctor en Educación; Licenciado en Ciencias de la Educación Espec. Física y Matemáticas; Docente del
Instituto de Ciencias Básicas; Universidad Técnica de Manabí; Portoviejo, Ecuador.
5. Magíster en Educación y Desarrollo Social; Químico; Universidad Técnica de Manabí; Portoviejo, Ecuador.
RESUMEN
El trabajo de las mujeres a nivel internacional aún es tema de estudios, las mujeres han sido actores olvida-
das, utilizadas en cada época, por cada sector social y en algunos casos usadas por el interno y externo, de
esto la Cooperación Internacional se hace eco ya que utilizan los rostros y realidades de las mujeres, definidos
como tal proceso de investigación, en varios niveles, en este sentido el articulo presenta un análisis bibliográ-
fico sobre las condiciones de la inserción de la mujer en el ámbito laboral en las zonas rurales de la provincia
de Manabí, específicamente en el sector de San Vicente de Calderón, caracterizado por ser culturalmente
machista y donde la mujer ha sido invisibilizada y busca una reintegración de sus derechos de realización,
estima y desarrollo, importantes componentes para el mejoramiento de su calidad de vida y por ende de su
bienestar social. Para su realización se trabajó con una metodología descriptiva y analítica, con la aplicación
de métodos; bibliográficos, inductivos, analísticos y descriptivos, lo que permitió llegar a las conclusiones
que después de décadas el grito en silencio de las mujeres aún no se la escucha en tanto es un problema
estructural, la colaboración se concibe como asistencia, como socorro, no en función de la transformación de
las condicionantes de la equidad e igualdad de género, perpetuándose y reproduciéndose la enajenación del
poder hegemónico del capital. En consecuencia, existen los argumentos que contribuyen a fundamentar la
ineficacia de tales proyectos de cooperación en función de procesos emancipatorios y de superación crítica
de las asimetrías de género, convirtiéndose en muchos casos en una trampa que contribuye a perpetuar el
machismo y el patriarcado.
Palabras clave: Mujer, inserción laboral, reintegración de derechos, calidad de vida, equidad e igualdad
de género.
ABSTRACT
The work of women at the international level is still the subject of studies, women have been forgotten actors,
used in each era, by each social sector and in some cases used by the internal and external, of this Internatio-
nal Cooperation echoes already using the faces and realities of women, defined as such a research process,
on several levels, in this sense the article presents a bibliographical analysis on the Conditions of the insertion
of women in the workplace in rural areas of the province of Manabi, specifically in the sector of San Vicente,
Calderon, characterized for being culturally macho and where women have been invisible and seek a rein-
tegration of their rights of realization, esteem and development, important components for the improvement
of their quality of life and therefore of their social welfare. For its realization we worked with a descriptive and
analytical methodology, with the application of methods; bibliographic, inductive, analytical and descriptive,
which allowed reaching the conclusions that after decades the silent cry of women is not yet heard as it is
a structural problem, collaboration is conceived as assistance, as relief, not in function of the transformation
of the conditioning factors of equity and gender equality, perpetuating and reproducing the alienation of the
hegemonic power of capital. Consequently, there are arguments that contribute to the ineffectiveness of such
cooperation projects based on emancipatory processes and critical overcoming of gender asymmetries, be-
coming in many cases a trap that contributes to perpetuate machismo and patriarchy.
Keywords: Women, labor insertion, reintegration of rights, quality of life, equity and gender equality.
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Introducción
Los orígenes de la Cooperación Internacio-
nal son modificables de acuerdo a la coyun-
tura mundial, haciéndola proclive a intere-
ses de los gobiernos donantes a imponer
su ideología política a países en vía de
desarrollo y a sus “colonias” o ex colonias.
apareció en 1945 con la finalización de la
Segunda Guerra Mundial, con la firma de la
Carta de San Francisco y la creación de la
Organización de las Naciones Unidas, con
planes y acciones de asistencia a los países
involucrados y damnificados por la Guerra,
donde sus objetivos de desarrollo se exten-
dieron a la década de los 60 debido al con-
texto de la Guerra Fría y los procesos de
descolonización empezando a regirse por
principios geo-estratégicos, apartándose
así de la reconstrucción post-guerra, tratan-
do con este tipo de proyectos de adueñarse
de recursos naturales y de ubicar la presen-
cia de los vencedores del holocausto en si-
tios que les permita el control del flujo del
comercio de activos y pasivos. (Gerardo &
Siles, 2012,a).
Es importante diferenciar que el término
cooperación al desarrollo no es sinónimo
de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), aun-
que en muchos casos se utilicen indistin-
tamente, en otras palabras, aunque existe
un consenso en la bibliografía en cuanto a
que, cuando un problema se relaciona con
el de financiamiento de una agencia inter-
nacional cualquiera, entonces es un pro-
yecto de cooperación internacional. Cuan-
do esa cooperación se realiza en el marco
de una intención de contribuir al desarrollo
económico de un país, una región, una co-
munidad, es Cooperación al Desarrollo; se-
gún el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD)
de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE), la AOD la
constituyen los flujos que las agencias ofi-
ciales, incluidos los gobiernos estatales y
locales, o sus agencias ejecutivas, destinan
a los países en desarrollo y a las institucio-
nes multilaterales (Avilés, 2006), y que en
cada operación satisfacen las siguientes
condiciones: a) tienen como principal obje-
tivo la promoción del desarrollo económico
y el bienestar de los países en desarrollo y
b) son de carácter concesional y contienen
un elemento de donación de al menos el
25 %. (Boni Aristizábal, Calabuig Tormo, &
Cuesta Fernández, 2010).
Los GAD, empresas locales, y las organi-
zaciones de la sociedad civil como actores
relevantes de la cooperación son quienes
comienzan a destacar temas emergentes
que antes no habían sido considerados
por la cooperación internacional (jóvenes,
género, multiculturalidad, medio ambiente,
entre muchos otros). Así mismo comien-
zan a destacarse temas emergentes que
antes no habían sido considerados por la
cooperación internacional (jóvenes, género,
multiculturalidad, medio ambiente, gestión
municipal, entre muchos otros). La coope-
ración también se ha enfocado en generar
impactos en las políticas públicas, tratan-
do de implementar nuevos modelos de in-
tervención para fortalecer la calidad de los
servicios existentes (Gerardo & Siles, 2012,
b). La propia eficacia de la cooperación in-
ternacional para el desarrollo está ligada a
la necesaria comprensión del tipo de desa-
rrollo que se tiene como meta, en primera
instancia.
Algo bien sintomático en esta dirección es
el hecho, primero, de que los proyectos
como unidad básica de las acciones y ci-
clos de la Cooperación Internacional, deno-
minada para el desarrollo, se concibe sobre
la lógica de alcanzar una serie de objetivos
a través de acciones determinadas para su
consecución en función del “desarrollo so-
breentendido”; en segundo lugar “las con-
vocatorias para proyectos de Cooperación,
ya sean públicas o privadas, las iniciativas
-para ser aprobadas- deben adecuarse a
los parámetros definidos en los pliegos por
la entidad convocante”. (Olmedo, 2015, p.
667). Esto es una exigencia que hace el be-
neficiante y que condiciona los dóndes, los
cómo, los cuándos, los qué y con quiénes,
obviando las múltiples mediaciones que in-
Caballero Vera, H.H., Riera Vázquez, C.M., Caballero Vera, M.H., Cedeño Loor, F.H., Solorzano Zamora, C.H.
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REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
tervienen en el contexto concreto donde se
pondrá a funcionar la cooperación. Dicho
con otras palabras, en la conformación de
los proyectos los parámetros los decide el
donante o la organización que los represen-
ta entonces ¿en qué medida los beneficia-
rios participan de la agenda de definición
de esos parámetros en función de sus ne-
cesidades y demandas?
Después de más de cincuenta años y de
miles de millones de dólares invertidos en
este tipo de ayudas, la pobreza persiste
en el mundo en tanto es un problema es-
tructural y la colaboración se concibe como
asistencia, como socorro y no en función de
la transformación de las condicionantes de
la pobreza, se perpetúa y se reproduce la
enajenación y el poder hegemónico del ca-
pital.
En consecuencia, existen los argumentos
que contribuyen a fundamentar la ineficacia
de tales proyectos de cooperación en fun-
ción de procesos emancipatorios y de su-
peración crítica de las asimetrías sociales.
En más de una ocasión se ha convertido en
una trampa que contribuye a perpetuar la
dependencia de grupos, comunidades y te-
rritorios, países; transformando a los llama-
dos países subdesarrollados que dependen
de la ayuda en Estados pasivos (Ayllón, B.,
2007) y ciudadanías que no desarrollan ca-
pacidades, incentivos y herramientas para
emprender, o generar mecanismos autó-
nomos, auto-desarrolladores para superar
críticamente la condición de pobreza y de
dominación.
Partiendo de la lógica de las reflexiones de
J. Alonso y un grupo de investigadores del
CEC (2019) respecto a la comprensión de
los procesos de dominación social, se pue-
de develar que la cooperación internacional
se puede convertir, en muchos de los casos,
en paternalismo y asistencialismo como re-
sultante del verticalismo en sus prácticas,
en las que se trata a las personas a nivel
individual, grupal o social como beneficia-
rios y no en rol de sujetos del cambio. Tales
relaciones de trato colocan al otro en con-
diciones de dependencia respecto al suje-
to de tales prácticas. Por ello es que son
funcionales al sostenimiento de la opresión
de modo que resultan prácticas reproducti-
vas del orden social existente Amén de los
elementos positivos que puedan exponerse
respecto a fórmulas puntuales de dichos
procesos de colaboración internacional no
se puede pecar de ingenuidad y es necesa-
ria una fuerte vigilancia respecto a la ideo-
logía opresora que está instalada clandesti-
namente en los mismos.
Metodología
Se trata de una disertación cualitativa de
i´ndole bibliográficos en donde se preten-
de exponer las razones teóricas acerca de
las propuestas de proyectos poroductivos
diseñados desde el género orientándolo a
manera de análisis crítico acerca de la si-
tuación de las relaciones laborales de las
mujeres yuqueras de la provincia de Mana-
bí en proyectos internacionales
Resultados
Proyectos de colaboración desde el eje
de género
¿Cuál es la concepción del beneficiario des-
de los enfoques de género en los mismos?
Enfrentada la colaboración internacional y
sus proyectos a las brutales inequidades
sociales derivadas de las opresiones de
género, el rol de los movimientos feministas
y el desarrollo de un pensamiento científico
y académico vinculado a esta problemática
social se apertura y consolida un eje, hoy
día, insoslayable, el del género. Este enten-
dido desde la perspectiva de la mujer. Este
eje existente hasta el día de hoy reconoce,
primero, la importancia de transversalizar la
perspectiva de género (Acker, 2014) al ob-
servar las relaciones sociales en todos los
procesos de desarrollo y, segundo, subra-
yan la necesidad de apoyar específicamen-
te a las mujeres debido a la persistencia
de las desigualdades de género (Rabea,
2015).
ARTÍCULO DE REVISIÓN: LAS RELACIONES LABORALES DE LAS MUJERES YUQUERAS DE
LA PROVINCIA DE MANABÍ EN PROYECTOS INTERNACIONALES
REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
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El enfoque llamado Mujer en el Desarrollo
(MED), se empezó a utilizar en los inicios
de los años 70, por el comité de mujeres
de Washington, de la Sociedad de Desarro-
llo Internacional D.C. Este buscaba, desde
una postura avanzada respecto a los géne-
ros, a poner de manifiesto diferentes mane-
ras de actuar y de pensar que únicamen-
te procuraban satisfacer las necesidades
básicas del sexo femenino como personas
que solían estar dentro de su hogar, como
amas de casa o cuidadoras. Se dedicó
mucho esfuerzo para que la mujer se no
se la invisibilizara en el sector productivo.
A partir de estos se generaron numerosas
ONGs que se plantearon facilitar el acceso
de las mujeres a los fondos destinados al
desarrollo, y su inclusión como beneficiaras
de los respectivos programas, que a futuro
llevarían un componente de mujeres. Esto
supone aceptar que las mujeres tienen nue-
vos papeles y responsabilidades, que se
enfrentan a nuevos desafíos y experiencias
más allá de los papeles tradicionales, no
limitados solamente al manejo de recursos
tanto dentro como fuera de las casas. Ellas
pueden incluir en su gestión educación y
entrenamiento técnico, acceso a servicios
y donaciones, que normalmente se han
considerado exclusivos de la cabeza de la
casa, el hombre (Caballero, 2009), desde
ese entonces surgió el Género en el Desa-
rrollo (GED ) (Tamayo, 2003).
Si bien el GAD fue una aproximación más
holística a la problemática que consideró las
relaciones de género y su interacción con
otras formas de diferenciación social como
clase, etnia, o edad, visión que expresa los
elementos constitutivos de las relaciones
sociales entre hombre y mujer, mujer y mu-
jer muchas veces para el encuentro entre
los géneros se parte de las inequidades pa-
decidas por la mujer y se soslayan las ex-
propiaciones y malestares cotidianos de los
hombres.El enfoque transversal de género,
aparece como superador de los enfoques
anteriores y podríamos decir entonces que
es el proceso de valorar las implicaciones
que tiene para hombres y mujeres cualquier
acción que se planifique, ejecute y controle
desde los proyectos de colaboración inter-
nacional. Es una estrategia, que ha crite-
rio de los autores, en su discursividad, está
concebida para hacer de las “… experien-
cias y necesidades o intereses de hombres
y mujeres una dimensión integral en el dise-
ño, implementación, monitoreo y evaluación
de las políticas y los programas en todas las
esferas políticas, sociales y económicas a
fin de que hombres y mujeres se beneficien
por igual y desaparezca la desigualdad.”
(Robles, 2015).
Por su parte el enfoque transversal de géne-
ro ha provocado cuestionamientos respecto
a si ha satisfecho o no las expectativas que
la cooperación para el desarrollo ha puesto
en él, en términos de avance real y efectivo
para las mujeres. (Randzio, 2009), este es
el nuevo cuestionamiento.
Mujer y Género
Pautassi (2005), manifiesta desde un enfo-
que relacional la diferencia reconocida entre
hombres y mujeres, el cual es un argumento
inicial para legitimar un trato diferente, está
directamente relacionado con la capacidad
reproductiva de las mujeres, lo cual consti-
tuye un avance en la protección del empleo
de las trabajadoras, pero que inicialmente
no se complementa con el reconocimiento
del principio de igualdad entre trabajadores
y trabajadoras. A partir de ello, se constru-
ye un modelo de legislación en la cual la
protección de los derechos laborales de las
mujeres aparece como equivalente a, por
un lado, la protección de su cuerpo -dotado
de la función de engendrar- de trabajos con-
siderados “pesados” e “insalubres”; y por
otro, de proteger la maternidad de distintos
modos. Esto ha evolución de la normativa
laboral se cruza necesariamente con una
variable económica: a medida que avanzan
los procesos de industrialización y aumenta
la demanda de mano de obra femenina en
el proceso productivo, se va intensificando
el proceso de eliminación de trabas legales.
Caballero Vera, H.H., Riera Vázquez, C.M., Caballero Vera, M.H., Cedeño Loor, F.H., Solorzano Zamora, C.H.
127
REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
El abordaje de la realidad se ve desde dis-
tintas ópticas, el desarrollo de la historia,
indica que la convención proyectivos de
la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) y la regulación interna de los Estados.
Los cuales protegían a las mujeres de tra-
bajos penosos o insalubres. Pero la protec-
ción del derecho laboral oculta también el
paternalismo de una sociedad que circuns-
cribe a la mujer a su rol de madre.
Por ello, la especificidad de las trabajado-
ras como sujetos de derecho no se basa
exclusivamente en su capacidad reproduc-
tiva, sino que su condición de género opera
como fuente para las diferencias de trato y
de oportunidades en el ámbito laboral. La
segmentación en el acceso a empleos de
distintos grados de complejidad; las dife-
rencias en los niveles de ingreso según el
género; la exposición a situaciones de aco-
so sexual en el entorno de trabajo y la na-
turalización de jerarquías masculinas que
dificultan a las mujeres a ocupar los pues-
tos mejor remunerados forman parte de un
esquema más o menos institucionalizado,
construido históricamente tanto en función
de nociones equivocadas sobre las dife-
rentes capacidades de hombres y mujeres
para interactuar en el mundo de la política,
del trabajo y de la familia, como de la valo-
ración diferencial que unos y otras detentan
a partir de estos preconceptos.
Género y ruralidad: las mujeres yuqueras
de San Vicente de Bijahual en el proyecto
Yuca-Manabí
El mundo rural es heterogéneo: la ruralidad
de los municipios colindantes a un área me-
tropolitana es distinta a la de los pueblos
remotos de montaña, y lo que se considera
rural es diferente según los países, regio-
nes, localidades e incluso a escala indivi-
dual. Por otra parte, las áreas rurales son
dinámicas: la globalización del sistema de
producción y de comercialización de los
productos agrarios, la movilidad de las per-
sonas y las mercancías, la fragmentación
del consumo, la mercantilización de los lu-
gares son ejemplos que lo demuestran.
Las características del modo de producción
campesino son las que condicionan la or-
ganización de la convivencia en la comuni-
dad rural y por lo tanto es un proceso que
fija, a partir de normas sociales de compor-
tamiento aceptadas tácitamente por todos
sus miembros, las particularidades de la
vida propia de la familia campesina y muy
especialmente la vida diaria de las mujeres.
La división social y doméstica del trabajo es
históricamente específica, como afirma Chi-
rinos (2006).
Sobre la base de estas reflexiones es que
se asume que San Vicente es una comuni-
dad rural en tanto su situación geográfica
respecto a Porto Viejo, capital de la provin-
cia de Manabí, así como por el peso especí-
fico de la agricultura dentro de la actividad
productiva en general.
La comunidad de San Vicente está situada
a 5 kilómetros de una carretera de primer
orden que comunica con dos provincias. Su
ambiente es típico de la campiña manabita,
formado por casas mixtas, de una o dos caí-
das de agua; su vía de comunicación es ve-
ranera, y para trasladarse de un sitio a otro
existe un solo vehículo de transporte público
que sale a las 6 am y entra a las 13 pm, entra
a las 18 pm, hasta el siguiente día. En el tra-
yecto se ve interrumpido por un riachuelo en
verano pero que en invierno se convierte en
un rio que arrasa con todo llevándose casas,
animales y cultivos, interrumpiendo la vía de
comunicación por días.
Por otra parte, en la provincia de Manabí,
la yuca es una de las mayores fuentes de
carbohidratos que consume una gran parte
de la población de las áreas marginales de
la costa ecuatoriana, se cultiva tradicional-
mente en casi todas sus zonas, bajo con-
diciones de lluvias y en áreas marginales,
mayormente en lomas. Un alto porcentaje
de área de cultivo corresponde a pequeños
lotes que pertenecen a pequeños y media-
nos agricultores. A la yuca, se la considera
un cultivo y alimento de pobre.
ARTÍCULO DE REVISIÓN: LAS RELACIONES LABORALES DE LAS MUJERES YUQUERAS DE
LA PROVINCIA DE MANABÍ EN PROYECTOS INTERNACIONALES
REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
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Su agricultura se caracteriza por cultivos pe-
rennes y, los de ciclo corto, se realizan en la
época lluviosa -dura alrededor de 3 meses-.
La siembra lo tradicional de este período
es el maíz, el maní y la yuca; esta última es
una de las pocas fuentes de ingresos en la
época más dura como es la estación seca
y para el sector más desprotegido -niños,
ancianos y mujeres- en el procesamiento de
esta raíz. Este cultivo podríamos indicar que
está dividido en dos grupos aquel destina-
do para la comercialización -condicionado
por la venta- y para los animales menores
y otro tipo de cultivo, aunque pequeño, que
está más cerca de la casa, en el patio trase-
ro y que sirven para el alimento de la familia.
Son variedades para consumo del hogar.
En ambas labores agrícolas la mujer parti-
cipa, pero en ninguno de los dos casos se
podría decir que este cultivo le pertenece.
Las mujeres no son sujetos de crédito pues
no son propietarias de tierra, sino de los
hombres de la casa. San Vicente, es una
comunidad donde los roles y estereotipos
de género están marcados ancestralmente
ya que al ser rural conserva y reproduce los
patrones culturales, la dinámica social, los
patrones de cultivo propios de una econo-
mía familiar de autoconsumo amén de los
impactos de la modernización de la vida,
la globalización así como de las políticas
públicas y la incidencia de proyectos inter-
nacionales que, transversalizados por el eje
de género intenciona procesos orientados
hacia la emancipación de la mujer .
Hacer constar la diferencia de la división
del trabajo dentro de la familia y de la socie-
dad rural pone en evidencia la desigualdad
y las asimetrías en las relaciones de géne-
ro, las relaciones entre la construcción de
la feminidad y la masculinidad y el trabajo
por lo que, al decir de Baylina Ferré y Sala-
maña Serra, son “… centrales para analizar
la distribución y el ejercicio de poder en las
unidades familiares, las instituciones y la
comunidad rural en general.” (Baylina Ferré
y Salamaña Serra, 2006:101). La mirada an-
drocéntrica a esta realidad es hegemónica,
e influye en las prácticas socio-económicas
al perpetuar la desigualdad estructural co-
brando significación en el imaginario social,
en lo cotidiano, en la práctica de conducta
tanto de hombres como de mujeres del ám-
bito rural manabita.
En San Vicente las tradiciones, costumbres
y creencias se heredan de generación en
generación de manera verbal o por la vía
empírica de observar y experimentar como
vivencias las labores cotidianas claramente
definidas para cada uno de los géneros con
toda la carga simbólica de las asimetrías
de género que produce el patriarcado. Ta-
les asimetrías pasan inadvertidas al pasar
al plano de lo normal, sin hacer cuestiona-
mientos ante tal o cual accionar o compor-
tamiento de uno u otro género y entre ellos,
a partir de lo asumido culturalmente respec-
to a lo que significa ser mujer y ser hombre.
En relación con los procesos de socializa-
ción de género, se plantea que “… ocu-
rren fundamentalmente por dos caminos,
la identificación con las personas signifi-
cativas de nuestro entorno, especialmente
nuestros padres: queremos ser y hacer lo
que son y hacen. También nos socializa la
práctica misma del vivir, particularmente las
actividades que realizamos en la produc-
ción de nuestra existencia” (Izquierdo y Ari-
ño, en Díaz Martínez y Dema Moreno, 2013,
p. 104).
Una de estas actividades es la heredada
de madre a hijas, que es el procesamiento
de la yuca para la obtención del almidón,
almidón que se lo utiliza en la alimentación
humana y en otros usos que encierran sim-
bolismos de patriarcado, machismo, así: la
yuca que es para la comida y la obtención
del almidón para consumo y para usarlo en
la ropa, esta debe de ser extraída o cose-
chada por la mujer, ya que ella sabe cuál
es la mejor para esos usos, este debe de
ser rayada por la mujer y en la extracción
del almidón esa persona no debe de estar
con la regla, ya que este afecta el color del
almidón tiñéndose en blanco pardo o rojizo,
Caballero Vera, H.H., Riera Vázquez, C.M., Caballero Vera, M.H., Cedeño Loor, F.H., Solorzano Zamora, C.H.
129
REVISTA UNESUM-Ciencias Volumen 7, Número 3, 2023
este debe de ser rayado por la misma muje-
res y una vez sacada la masa, este debe de
estar ubicado en la cocina (espacio de la
mujer), estructurar y eternizar las estructu-
ras responsables de la división sexual en el
trabajo doméstico provoca la naturalización
de una lógica jerarquizante, o una apropia-
ción de la vida cotidiana.
El almidón se extrae de manera que la mu-
jer quede agachada y en algunos casos
sentada, con la cabeza hacia abajo, en una
posición simbólica de sumisión, y el movi-
miento es de adelante hacia atrás o de arri-
ba hacia abajo pero con una inclinación, no
hay que olvidar que lo erecto, es del hom-
bre la mujer es de las actividades de reco-
lección donde está representada la sumi-
sión al estar inclinada con la cabeza hacia
abajo, una actividad de mujeres, la visión
dominante de la división sexual se expresa
en discursos como los refranes, proverbios,
enigmas, cantos, poemas o en representa-
ciones gráficas como las decoraciones mu-
rales, los adornos de la cerámica o de los
tejidos. Pero se expresa también en objetos
técnicos o en prácticas, en la estructuración
del espacio, en particular en las divisiones
interiores de la casa o en la oposición en-
tre la casa y el campo, o bien en la organi-
zación del tiempo, de la jornada o del año
agrícola y, de modo más amplio, en todas
las prácticas, casi siempre a la vez técnicas
y rituales, especialmente en las técnicas
del cuerpo, postura, ademanes y porte La
postura de la extracción del almidón para
consumo humano y para la ropa es una for-
ma de actividad de división sexual marca-
da en las mujeres rurales como una forma
de su espacio, es decir la cocina y si esta
actividad es en la sala, están las mujeres
alrededor del rayo, desde la más vieja hasta
la más joven, es una forma de trasmitir esta
actividad y de marcar las actividades.
Debido a que se encuentra inscrito y en las
divisiones del mundo social, o más concre-
tamente en las relaciones sociales de domi-
nio y explotación que se han instituido entre
los sexos, y en las mentes, bajo la forma de
los principios de división que conducen a
clasificar todas las cosas del mundo y todas
las prácticas según distinciones reducibles
a la oposición entre lo masculino y lo feme-
nino, el sistema mítico-ritual es continua-
mente confirmado y legitimado mediante
las prácticas mismas que determina y legiti-
ma, aún más cuando el nivel de instrucción
de las mujeres rurales y específicamente
de las yuqueras de San Vicente es menor
a de los hombres, ya que la escolaridad es
lo máximo que una mujer campesina puede
llegar por idea de los padres que ellas se
van a casar y no necesitan de instrucción.
Al estar clasificadas por la taxonomía oficial
del lado de lo interior, lo húmedo, lo bajo,
lo curvo, lo continuo, las mujeres ven cómo
se les atribuyen todas las tareas domésti-
cas, es decir, privadas y ocultas, o dicho de
otro modo, invisibles o vergonzosas, como
el cuidado de los niños y los animales, y una
buena parte de los trabajos exteriores, so-
bre todo los que tienen que ver con el agua,
la hierba, lo verde, la leche, la madera, y
en especial las tareas más sucias (como el
transporte del estiércol), las más monóto-
nas, las más penosas y las más humildes,
entre estas esta la extracción de la yuca y
del almidón, ya que la postura en estas ac-
tividades es de sumisión.
En cuanto a los hombres, al estar situados
del lado del exterior, de lo oficial, lo público,
la ley, lo seco, lo alto, lo discontinuo, se arro-
gan todos los actos breves, peligrosos y es-
pectaculares que, como el degüello de una
res, la labranza o la cosecha, por no hablar
del asesinato o la guerra, marcan rupturas
en el curso ordinario de la vida y emplean
instrumentos forjados.
La eficacia simbólica del prejuicio desfa-
vorable socialmente instituido en el orden
social se debe en buena medida al hecho
de que produce su propia confirmación a
modo de una self-fulfilling prophecy me-
diante el amor fati que lleva a las víctimas a
entregarse y abandonarse al destino al que
socialmente están consagradas, la mujer lo
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interno, la cocina, marcada fuertemente en
el área rural.
Así, habiendo recibido en el reparto lo pe-
queño, lo cotidiano, lo curvo -las mujeres,
inclinadas sobre el suelo, recogen, mientras
que los hombres, armados de pértiga o ha-
cha, cortan y tumban-, viéndose relegadas
a las preocupaciones vulgares de la ges-
tión cotidiana de la economía doméstica,
las mujeres parecen disfrutar las mezquin-
dades de la economía del cálculo, de los
vencimientos, del interés, y que el hombre
de honor, que puede hacerlo y disfrutarlo
mediante su intermediaria, debe fingir que
desprecia esas tareas.
El hombre es el protector, juez, tomador de
decisiones y proveedor la mujer es la su-
misa, la juzgada y no tienen voz ni voto y,
mantenida, la que no aporta y depende del
hombre para todo. El reforzamiento que
prestan las anticipaciones del prejuicio fa-
vorable instituido en el meollo del orden so-
cial y las prácticas que aquéllas favorecen
y que no pueden sino confirmarlas, encierra
a hombres y mujeres en un círculo de espe-
jos que reflejan indefinidamente imágenes
antagónicas, pero inclinadas a validarse
mutuamente, validación que va de mujer a
mujer y de hombre a hombre, y también de
mujer a hombre y viceversa, marcando roles
y actividades específicas para cada sexo.
El almidón para la ropa, es usado en los
hombres en el cuello y las mangas y esta
tiene la idea de poner duro esas partes y
son las más visibles en la vestimenta del
masculino, partes que son lo social, lo duro,
lo blanco… lo viril, práctica que surge des-
de el hogar y se ejercen bajo el principio de
una sociedad androcéntrica. Esta visión es
reconocida por todos, donde la mujer en-
cuentra una única forma de percibirse y juz-
garse, ella no es la dura, la blanca, la pura,
lo social, su rol es la de la sumisión y esto
lo garantiza el orden social que le atribuye
su rol.
El hecho que una sociedad funcione bajo
dicha estructura es sin dudas una de las
causas que tienen como resultado una fun-
cionalidad binaria y excluyente, aún más
visible y marcada en sociedades rurales,
donde la reivindicación de la equidad de
género queda en lo urbano, y en esta en
la elite social de las mujeres, es decir exis-
te una exclusión intra género. Esto lleva a
la arbitrariedad a la hora de dividir sexual-
mente todos los planos sociales, lejos de
ser favorable, supone una simplificación de
la realidad en términos disociables, entre
mujeres y mujeres – las del norte y el sur, la
de la urbe y la rural desde un feminismo ins-
titucionalizado- y entre hombres y mujeres.
Una mujer al bailar, al llorar, al sentir frio, al
sentir afecto, al abrazarse se agarra del cue-
llo del hombre y postra su cabeza y el cuello
de la camisa debe de estar duro, blanco, lo
que denota la virilidad del hombre, con esas
partes de la ropa almidonada, representa-
ción básica social, donde los dos sexos el
hombre el viril, el macho domina a lo blando
acuoso y sumiso mujer yuquera, mujer rural,
mujer analfabeta…… mujer. (cita)
Proyecto Yuca-Manabí
La pregunta a responder sería ¿Después
de 30 años de existencia de un proyecto
transversalizados por el eje de género la
situación de las mujeres yuqueras recién
descrita ha cambiado? ¿Cuánto y en qué
dirección? Responder a esta interrogante
requiere de un sólido y sostenido trabajo de
campo, pero iniciado el camino se pueden
aventurar algunas consideraciones.
El Ecuador no fue la excepción con la ola
del “desarrollo económico” en base a ideas
externas y asistencialista y fue “beneficia-
do” con una de esta “ayuda” que pretendía
en base a una raíz tradicional dar empode-
ramiento y emancipación, proyecto que se
desarrolla en una de las provincias de este
país llamada Manabí, de vocación agríco-
la, durante la época de lluvia (4 meses) se
siembra la yuca y en el verano se la pro-
cesa, siendo una de las pocas actividades
que existen en esta época y que da trabajo
por igual a la clase más desprotegida como
Caballero Vera, H.H., Riera Vázquez, C.M., Caballero Vera, M.H., Cedeño Loor, F.H., Solorzano Zamora, C.H.
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son los niños, ancianos y mujeres en dife-
rentes actividades (Barrera et al, 2010).
Por las características agrícolas que pre-
senta la región se inserta este proyecto
productivo internacional, uno de los más
importantes que tiene el Ecuador, llamado
proyecto Yuca-Manabí. El mismo consiste
en desarrollar económicamente el cultivo
de la yuca, a partir de su procesamiento
para ofrecerle valor agregado a ésta, el de-
sarrollo de tecnología (suministro de maqui-
narias y equipos) (Barrera et al., 2010) para
la sustitución de las actividades manuales y
el aumento del rendimiento, así como ofre-
cer puestos de trabajo a los pobladores de
estas demarcaciones, fundamentalmente a
las mujeres.
La incorporación de nuevos actores y fuen-
tes alternativas de financiación como indi-
can los donantes en todos los proyectos de
“ayuda” o “asistencialismo” en latinoameri-
cana debe de abordar el asunto de género.
Proyectos que se han caracterizado en su
inmensa mayoría por tratar de que las mu-
jeres tengan recursos económicos propios,
centrados unos, en proyectos productivos
y otros a través de microcréditos tratando
de cerrar la brecha de las desigualdades y
desventajas de las mujeres respecto a los
hombres.
Ayuda que lejos de promover el encuentro
de los sexos, han propiciado mayor carga a
las mujeres, ya que tiene en sus hombros el
trabajo de multirelacionarse con su propia
familia, la familia de su pareja y la sociedad,
peso que incrementa los conflictos con el
mundo que conoce y que a la vez descono-
ce de sí misma y de la familia y la comuni-
dad, resultando en diferentes manifestacio-
nes de violencia.
Pero aun así, el asistencialismo se involu-
cra en la complejidad del desarrollo, prin-
cipalmente en el rural desde el enfoque de
género donde, la perspectiva parcial del
mismo que visualiza solo a la mujer, no la
asume en tanto sujeto femenino dentro de
un contexto de relaciones tradicionales por
lo que no tiene la capacidad de prever las
consecuencias no anticipadas para el mun-
do de relaciones de las mujeres que están
involucradas como socias-beneficiarias en
proyectos internacionales, provocando que
los proyectos desmayen en corto plazo ya
que el desarrollo intencionado es potenciar
la mejora del nivel económico de vida y no
las articulaciones con lo social de manera
integral, el acceso de la mujer a lo público
se ha producido bajo la fuerte presión de
una sobrecarga de roles, pues la mujer si-
guió asumiendo el rol expresivo y empezó a
compartir con el hombre el rol instrumental;
se desarrollan comportamientos femeninos
que renuncian a la maternidad por conside-
rarla un obstáculo para la realización perso-
nal y, en general, se accede acríticamente
a un mundo, sin llegar a cuestionarse las
simientes de la desigualdad: el poder mas-
culino.
Desde tales consideraciones los proyectos
rurales que provocan, a nivel de vida coti-
diana de las mujeres socias, conflictos de
pareja por celos, habladurías de la comu-
nidad, lo cual trae consigo problemáticas
sociales en los ámbitos familiar y desigual-
dades tanto en el ámbito privado como pú-
blico, esta encierra en miniatura, todos los
antagonismos que se desarrollan en la so-
ciedad, entre socias y de mujer a mujer que
se acrecientan al pasar el tiempo de convi-
vencia.
El componente económico de los proyectos
productivos o agroindustriales se constitu-
ye en el eje central de los mismos conside-
rándose que los procesos emancipatorios
para las mujeres participantes pasan por el
aumento en el ingreso monetario y no en la
necesidad. (Safilios - Rothschild 1990:178),
los varones perciben el ingreso de las muje-
res como una amenaza y, trabajarán contra
los esfuerzos de mujeres para conservar el
statu quo del patriarcado. (Safilios-Roths-
child 1990:179).
Asistencialismo que provoca de manera
inmediata una disminución de la dignidad
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personal, provocando un subdesarrollo y un
aumento de roles y problemas tanto dentro
como fuera del hogar a las mujeres que es-
tán comprometidas con proyectos de este
tipo, ya que es difícil de superar los múlti-
ples prejuicios y estereotipos de género.
Analizar el impacto de género implica estu-
diar los efectos conseguidos por la acción
de desarrollo más allá de los objetivos pro-
puestos, es decir, los cambios importantes
y de largo plazo que se han introducido en
la vida de los hombres y de las mujeres que
conforman el grupo meta, en sus diferentes
ámbitos de actuación (sociales, familiares,
culturales, económicos, de participación
política, etc.) y en sus relaciones (jerárqui-
cas) de género
El asistencialismo es interno, generado por
las políticas públicas de los gobiernos, y
también externo promovido en gran medi-
da por ONGs los cuales pueden confluir en
contextos específicos donde se pretenda
el empoderamiento de mujeres. Esta con-
fluencia hace que las mujeres sufran de
una forma de sumisión, donde se piensa
que son incapaces de resolver sus propios
problemas y necesita alguien que se los re-
suelva y, de dominación del externo, este es
el que sabe lo que hay que hacer, visión pa-
ternalista, el paternalismo “…tiene su base
en el hecho real de las consecuencias que
deja siglos de dominación en la conciencia
del oprimido…”. (Alonso, 2019: 3).
Tal postura ofrece un recetario escrito desde
el inicio donde se dice que hay que hacer y
cómo hacerlo, aumentando la asimetría en-
tre lo externo y lo interno donde el supuesto
medio para transformar la realidad, el pro-
yecto es el fin en sí mismo. Una vez termi-
nada las acciones del proyecto la grieta
asimétrica es más visible y profunda como
consecuencia además de una intervención
parcelada y limitada a lo económico –de lo
cual se supone se deriva el beneficio social-
y no como herramienta de transformación
social. (Alonso, 2019)
La comunidad rural donde viven las muje-
res socias-beneficiarias de tales proyectos,
es una telaraña de lo informal y latente, mu-
chas veces no vista y aún más, no entendi-
da por el agente externo al no comprender
la dinámica de este espacio social ya que
sus facetas invisibles no están visibles para
el foráneo y es esta misma realidad que
provoca la no transformación social. Lo im-
portante es que esta cara informal de una
organización no es transitoria ni secundaria
en importancia, sino tanto o más estable,
sólida y significativa que la propia cara for-
mal.
En los informes oficiales no se registran es-
tos fenómenos o permanecen ignorados, a
veces, en un ocultamiento interesado (Mur-
guialday, 2005). Aún más si estos proyectos
están dirigidos a mujeres y estas son rura-
les en la telaraña existen gritos desespe-
rados que nadie escucha, entiende y peor
aún muchas veces es solo el gesto y no el
sonido de quien es tratado como objeto y
no como sujeto.
Conclusiones
Los proyectos productivos, promovidos
y financiados desde la cooperación in-
ternacional con la finalidad de propiciar
desarrollo en los países de Latinoaméri-
ca reproducen las lógicas de la domina-
ción del capital a pesar de las intencio-
nes declaradas respecto a la superación
de brechas de equidad. Ello se ancla en
la ideología asistencialista y en la mo-
delación positivista de las etapas de
pesquisa del contexto, que obvian las
particularidades de los contextos de in-
tervención y de los sujetos involucrados;
lo cual afecta los procesos de construc-
ción del conocimiento necesario para la
transformación de los beneficiarios, en
sujetos del desarrollo para hacerlo sos-
tenible.
La ideología asistencialista se introdu-
ce entonces clandestinamente en estos
proyectos como mecanismo de control
de la hegemonía del capital, aun des-
Caballero Vera, H.H., Riera Vázquez, C.M., Caballero Vera, M.H., Cedeño Loor, F.H., Solorzano Zamora, C.H.
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de las buenas intenciones de muchas
ONGs y donantes para proyectos de
cooperación internacional, por lo que es
necesaria la vigilancia frente a las pro-
puestas de proyectos que desde la di-
mensión económica ofrecen alternativas
emancipatorias a mujeres de los contex-
tos rurales latinoamericanos. El asisten-
cialismo es un mecanismo ideológico de
reproducción de los roles sociales y de
los estereotipos de género.
La evaluación del impacto de género no
debe limitarse a revisar si se han alcan-
zado y en qué medida los efectos pre-
vistos -es decir, los objetivos planteados
en el proyecto- ni únicamente los de-
seados; es esencial identificar y evaluar
qué efectos imprevistos y/o indeseados
se han dado y cómo estos han afectado
la vida de hombres y mujeres y de las
comunidades. El proyecto Yuca-Manabí
en la ATAPPY San Vicente de Bijahual
ha arrojado en la práctica problemáticas
relacionadas con la reproducción de
formas tradicionales de roles sociales
de género, en los ámbitos familiares y
comunitarios, y dentro de la misma aso-
ciación entre sus miembros existiendo
inconvenientes entre ellos e inadecuada
participación y falta de unión dichos re-
sultados se encuentran en contraposi-
ción a la cosmovisión del Buen Vivir.
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Cómo citar: Caballero Vera, H. H., Riera Vázquez, C.
M., Caballero Vera, M. H., Cedeño Loor, F. O., & Solor-
zano Zamora, C. H. (2023). Las relaciones laborales
de las mujeres yuqueras de la provincia de Manabí en
proyectos internacionales. UNESUM - Ciencias. Revis-
ta Científica Multidisciplinaria, 7(3), 122-133. https://
doi.org/10.47230/unesum-ciencias.v7.n3.2023.122-
133
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LA PROVINCIA DE MANABÍ EN PROYECTOS INTERNACIONALES