virus como factores etiológicos, aunque en muchos pacientes estos factores se asocian. (Fernández
at al, 2018).
El tratamiento de la DM del paciente cirrótico es difícil por lo siguiente: a) alrededor de la mitad
de los pacientes tiene malnutrición; b) cuando se diagnostica la DM el paciente tiene insuficiencia
hepática avanzada; c) la mayor parte de los hipoglucemiantes orales y la insulina se metabolizan
en el hígado; d) estos pacientes tienen con frecuencia episodios de hipoglucemia; e) la adherencia
al tratamiento posiblemente es baja, particularmente en los alcohólicos, y f) la persistencia de la
ingestión de alcohol (Tolman, 2007, p. 736).
En el trabajo cotidiano en las consultas de gastroenterología en el Hospital Ambulatorio del Seguro
Social de Jipijapa, Manabí, se maneja esta problemática por lo que nos motivamos a desarrollar la
presente investigación con el objetivo de revisar la asociación entre diabetes y cirrosis hepática en
pacientes ecuatorianos.
DESARROLLO
MATERIALES Y METODOS
Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal, retrospectivo, con pacientes atendidos en consulta
de gastroenterología, en el Hospital Ambulatorio del Día, IESS Jipijapa. Manabí, Ecuador, con el
objetivo de determinar la asociación entre diabetes mellitus y cirrosis hepática, en el período del
1 de enero de 2015 al 1 de enero de 2018. El universo de estudio estuvo formado por 64 pacientes
que tenían diagnostico confirmado de CH. Se seleccionaron aquellos que cumplían los criterios de
inclusión (diagnóstico confirmado de cirrosis hepática, edad igual o mayor a 20 años, historia
clínica en la que se constató la existencia de diabetes mellitus, o hipertrigliceridemia (dislipemia)
confirmada por datos clínicos y de laboratorio, obesidad determinada por el índice de masa
corporal, diagnóstico confirmado de hepatocarcinoma, fecha de fallecimiento .
Se revisaron las historias clínicas del modelo AS 400, para obtener información acerca de edad,
sexo, fecha del diagnóstico de la enfermedad. Se definió cirrosis por la suma de criterios clínicos,
datos de laboratorio, endoscópicos, métodos imagenológicos o mediante la demostración
histológica. Se revisó el diagnostico confirmado de diabetes mellitus tipo II en la historia clínica
por las cifras elevadas de glicemia en ayuna, o de hemoglobina glicosilada, historia previa de
diabetes o de tratamiento de la misma. Se definió “diabetes hepatógena”, cuando el diagnóstico de
diabetes fue después de diagnosticada la CH. Además se analizó cuando el debut de ambas
enfermedades coincidió. Se analizaron posibles causas etiológicas, para lo que se
operacionalizaron las diferentes variables. Se definió la ingestión de alcohol como causa de CH, si
el paciente tenía el antecedente de alcoholismo o era un bebedor de riesgo según clasificación de
Marconi
(Del Sol, 2010, p. 61). El diagnóstico CH por hepatitis viral se estableció por pruebas de
serología positiva para hepatitis B o C (ELISA tercera generación), realizadas en el laboratorio del
IESS. En los enfermos en que no se encontró etiología de cirrosis pero tenían antecedentes de
obesidad mórbida, diabetes mellitus o dislipemia (hipertrigliceridemia), se consideró como causa
probable de CH la esteatosis hepática no alcohólica. Se revisaron otras causas, como autoinmune,
Wilson, hemocromatosis, teniendo en cuenta los criterios internacionales utilizados en el
diagnóstico de las mismas. Solo se consideraron complicaciones como el diagnóstico de
hepatocarcinoma (CHC) o fallecimiento en estos enfermos. De dicha revisión se obtuvo toda la
información necesaria para desarrollar el modelo de vaciamiento de datos, lo que constituyó la
fuente fundamental de la investigación.