integran el currículo de la asignatura. Dado el alto grado de conformidad de los estudiantes en lo
relativo a “Participación y trabajo grupal” se aprecia una modificación importante en el tiempo de
clase dedicado a las distintas actividades. Este cambio es consecuencia de la estructuración de la
estrategia didáctica, que destina gran parte de la sesión al trabajo de los estudiantes, quedando
reducida la exposición oral del profesor sobre el contenido matemático que los estudiantes debían
aprender (Institucionalización del saber), instancia en la cual el docente tiende puentes entre los
conocimientos consensuados en la discusión plenaria y los saberes institucionales que son objeto
de enseñanza. De esta manera la estrategia posibilitó, que el docente desempeñara un rol diferente,
brindando apoyo al estudiante y estableciendo interacciones con él para señalar errores, promover
conexiones entre los distintos contenidos, favoreciendo de esta manera aprendizajes significativos.
Estas conclusiones se avienen con lo que sostienen Gil (1987) y Campanario y Moya (1999), al
interpretar que el docente es quien debe supervisar el trabajo de los grupos, ofrecer ayudas
puntuales cuando sea necesario, estar atento al desarrollo de las actividades y coordinar la puesta
en común, reformulando los resultados encontrados por los estudiantes, institucionalizando así los
saberes que son objeto de enseñanza. Los estudiantes manifestaron que el docente estimuló la
argumentación como elemento de validación de sus producciones, evidenciándose preocupación
por el desarrollo del pensamiento lógico formal y la comprensión cabal de las ideas matemáticas.
Se pondría de manifiesto el interés del docente porque la validez del conocimiento matemático
tratado en clase, recaiga en la racionalidad de la Matemática. Puede interpretarse que hubo avances
en la motivación y disposición de los estudiantes hacia el aprendizaje esta disciplina, ya que más
de la mitad de los encuestados manifestaron satisfacción al haberse involucrado en la resolución
de problemas con planteamientos de contextos de la vida real y de la futura práctica profesional.
Se confirmarían así las reflexiones sobre la motivación, basadas en las teorías cognitivas, que
sostienen que uno de los rasgos que define el interés intrínseco por una tarea o un contenido, es la
aplicabilidad percibida del mismo y su utilidad para resolver problemas o situaciones de interés.
Aún cuando Afonso López et al (1998) afirman que los estudiantes consideran a los docentes de
matemática como los responsables de generar el clima menos adecuado para el trabajo en el aula,
pareciera que la nueva estrategia descalificaría esta aseveración. Atendiendo a las críticas
manifestadas por los estudiantes en relación al ritmo rápido de las clases, es necesario reconocer
que la excesiva cantidad de contenidos a desarrollar en la asignatura determinaron que el tiempo
destinado a cada uno fuera muy escaso. Estas críticas estarían de acuerdo con las opiniones de
Campanario y Moya (1999) cuando afirman que los enfoques alternativos a la enseñanza
tradicional requieren un tiempo más prolongado para desarrollar los contenidos, recomendando
reducir los programas de las asignaturas. También, el elevado número de alumnos dificultó un
intercambio próximo al diálogo, entre el docente y los alumnos y entre los alumnos entre sí, aun
cuando éstos disponían de mayor tiempo para trabajar en forma individual y grupal, y la estrategia
se había diseñado desde una visión del aprendizaje centrada en la interacción social. Se aprecia
satisfacción con el material instruccional elaborado, habiéndose limitado las observaciones de los
alumnos a la necesidad de incorporar un mayor número de problemas y no a cuestiones de
incomprensión del contenido por la terminología empleada, por el nivel de complejidad de las
actividades ni por la manera en que se abordó el contenido matemático. Con el uso del material
instruccional, se coincidiría con Sánchez y Valcárcel (1993), cuando sugieren para la selección de
estrategias didácticas, el diseño de una secuencia global de enseñanza y la elaboración de
materiales de aprendizaje. Por lo expuesto se aprecia un avance en la práctica docente usual en
esta asignatura, tornándose necesario tomar decisiones con respecto a los tópicos matemáticos que
se consideran relevantes que el alumno aprenda, a la formación matemática (contenidos
conceptuales, procedimentales y actitudinales) que se quiera lograr en el estudiante, de tal manera